Fiat Uno Turbo

Por fin tras el obligado parón por exámenes estamos ya de vuelta. En este tiempo hemos hecho algunos cambios estéticos de menor importancia y como ya sabréis estamos en Facebook y Twitter. Vamos ya con el primer artículo:

Fiat comenzó en 1978 los estudios para crear el sucesor del 127, y tras varios prototipos finalmente se llevó a cabo una idea basada en un prototipo de Giugaro. Finalmente y después de cientos de miles de kilómetros de pruebas y cinco años de desarrollo, en 1983 se iniciaba la producción.

El Uno Turbo fue lanzado en 1985, con un propulsor de 1,3 litros y turbocompresor, con una potencia máxima de 105 CV a 5750 rpm y un par motor máximo de 15 mkg a 3200 rpm.

En sus inicios el turbo era de la marca IHI dotado de wastegate para limitar la sobrepresión máxima y de intercooler para que el rendimiento no se vea afectado, especialmente con altas temperaturas. Un aspecto innovador en el pequeño deportivo italiano es su inyección electrónica Bosch L2-jetronic comandado por una unidad de control electrónico de encendido Magneti Marelli. Debido a la inyección multipunto la denominación comercial del coche fue Uno Turbo i.e. (por iniezione electronica).

En 1989 el Fiat Uno se sometió a un profundo lavado de cara que le permitió además de modernizar su estética obtener un mejor coeficiente de penetración aerodinámica.

En esta misma fecha se hicieron algunos cambios en la mecánica del Uno Turbo. La inyección fue actualizada a una Bosch L3.1-Jetronic con encendido Marelli Microplex 2. El cambio más importante fue sin duda el cambio de Turbo a un Garret T2, también con wastegate e intercambiador aire-aire añadiendo ahora al conjunto mecánico un radiador de aceite.

Las prestaciones son muy buenas, rozando los 200 km/h en 5ª velocidad y una aceleración de 0 a 100 km/h de tan sólo 7,7 segundos gracias a unos desarrollos del cambio tirando a cortos con 32,1 km/h por cada 1000 vueltas en 5ª velocidad.

Interiormente esta versión era bastante especial en comparación con el resto de vehículos de la gama. El interior incorporaba de serie o en opción según mercados volante Momo, asientos Recaro o techo practicable eléctrico entre otros. El elemento más llamativo de su interior es la moqueta roja que recubre todo el suelo del habitáculo. En el exterior también según mercados incorporaba llantas de aleación ligera con el escorpión de Abarth, embellecedores laterales y paragolpes especiales. Entre el equipamiento podía incorporar ABS, cierre centralizado o elevalunas eléctricos conviertiéndose en uno de los vehículos más equipados de su segmento.

Los periodistas y afortunados propietarios del Uno comentaban en la época (e incluso actualmente) las virtudes de su comportamiento dinámico. Su comportamiento en zonas viradas es muy ágil fruto de su corta batalla y altas prestaciones. Esta agilidad también conlleva cierto nerviosismo en sus reacciones, resultando muy sensible a sus irregularidades del asfalto con las consecuentes continuas correcciones que deben hacerse con el volante para mantener la trayectoria correcta. También a esta inestabilidad contribuye su desfavorable reparto de pesos y poco sofisticado eje trasero rígido, con muy poco peso sobre el eje trasero, que hace la zaga nerviosa e inestable con un marcado carácter sobrevirador a la entrada de las curvas, algo poco común en un tracción delantera. Para paliar estas carencias es muy importante mantener los amortiguadores en perfecto estado ya que dadas las características del coche están continuamente trabajando acortando su vida útil. A pesar de su buen comportamiento en manos expertas el chasis no está a la altura de su genial motor.

Los frenos del Uno son más que suficientes para detener las prestaciones de su motor a pesar de su áspero tacto al que hay que acostumbrarse. Permiten deceleraciones acusadas aunque bloquean las ruedas con facilidad en las versiones sin ABS. La dirección se muestra rápida con una excelente relación entre rapidez y dureza a pesar de que transmite demasiadas reacciones a la salida de las curva cuando se rueda fuerte obligando a sujetarlo con fuerza para mantener la trayectoria deseada.

A lo largo de los años se ha mostrado fiable, a pesar de que su motor suda aceite por múltiples lugares. Un aspecto a tener en cuenta es que el propulsor no trabaja bien con las altas temperaturas, siendo poco amigo de trayectos cortos y en poblado.

El Fiat Uno se sigue comercializando actualmente en algunos países como Argentina, a pesar de que las versiones comercializadas nada tienen que ver con el Turbo. Al parecer está próximo un modelo completamente nuevo, que esperamos pueda contar con una versión deportiva aunque el planteamiento actual del vehículo no tiene nada que ver con el original.